
Plan de acción de El Salvador sobre inclusión, protección y atención de las personas con discapacidad en las emergencias y desastres.
Propuesta elaborada por:
“MOVIMIENTO DE PERSONAS CON DISCAPACIDAD 3 DE FEBRERO”
Cortesía de Janeth Chávez
INTRODUCCIÓN
En el contexto de la asistencia humanitaria, la noción de inclusión pasa
por garantizar que todas las personas afectadas por un desastre o emergencia,
tengan acceso a la asistencia requerida, en el entendido que esta asistencia
debe ser proporcional y equitativa según las necesidades.
El Estado salvadoreño, por medio de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (CDPCD)
de la ONU y de conformidad Artículo
11, adquiere ya la responsabilidad con su población con discapacidad, dado
que dicho artículo expresa que:
“Los
Estados Partes adoptarán, en virtud de las responsabilidades que les
corresponden con arreglo al derecho internacional, y en concreto el derecho
internacional humanitario y el derecho internacional de los derechos humanos,
todas las medidas necesarias para garantizar la seguridad y la protección de
las personas con discapacidad en situaciones de riesgo, incluidas situaciones
de conflicto armado, emergencias humanitarias y desastres”.
En razón que la actual emergencia humanitaria, como lo es el COVID-19, un virus que está cobrando la
vida de muchos ciudadanos en el mundo, requiere que se consideren las medidas
más efectivas para la población con alto nivel de vulnerabilidad, en el cual
las personas con discapacidad nos encontramos, dado que una persona con
discapacidad posee una condición de salud que genera una deficiencia a largo
plazo, puede tener otras enfermedades y el riesgo de poder contraer el virus
pudiese ser fatal para su vida.
Al igual que se tomen en cuenta nuestras
necesidades en todas las medidas que se tomen por parte del Gobierno ante esta
crisis en El Salvador.
Por lo cual exponemos los siguientes argumentos para la valoración del
abordaje de la población con discapacidad en esta emergencia por el COVID-19.
Todos los involucrados y responsables que están
velando en atender, promover y ejercer acciones para apoyar en la asistencia en
la prevención del COVID-19, debe ser proporcional y equitativa según las
necesidades individuales de cada persona, todo esto tomando en cuenta lo
siguiente:
INCLUSIÓN. Hace énfasis en las personas con discapacidad debido
a la necesidad de visibilizarles y garantizar su inclusión‑ sin embargo, está
claro que el esfuerzo consiste en garantizar que todas las necesidades de todas
las personas afectadas estén cubiertas mediante las estrategias de atención de
los desastres y los procesos posteriores de recuperación, entendiendo que la diversidad
de la población implica la existencia de necesidades diferenciadas y
específicas.
La inclusión se basa en tres principios fundamentales: la participación, la no discriminación y la
accesibilidad.
El enfoque inclusivo busca facilitar el acceso a la
asistencia mediante la eliminación de barreras. para esto, se debe también
asegurar la participación activa de las personas con discapacidad, sus
familiares, y las organizaciones representativas, en el diseño, la toma de
decisiones, la planificación, la implementación, el monitoreo y la evaluación
de las acciones, siguiendo el precepto de “Nada
sobre nosotros, sin nosotros”.
Los abordajes desde la vulnerabilidad y la diversidad
de la discapacidad, deben ser parte de todos los programas de asistencia humanitaria,
y para ofrecer una respuesta inclusiva se debe prevenir y corregir las barreras
institucionales, actitudinales y del entorno que enfrentan las personas con
discapacidad;
En este sentido, es fundamental tener en cuenta consideraciones
relacionadas con la multiculturalidad y la interseccionalidad , para brindar
una asistencia humanitaria adaptada a las necesidades de cada grupo, incluyendo el uso de idiomas
propios de poblaciones afectadas, con el fin de garantizar acceso en igualdad
de condiciones.
En la medida en que las personas de la comunidad
afectada sean partícipes de la organización, que reciban información oportuna,
que las instalaciones de asistencia estén en zonas seguras y accesibles, y que
el diseño del programa de asistencia corresponda a necesidades específicas, se
mejorará sustancialmente la inclusión y el acceso equitativo.
PROTECCIÓN. La inclusión y atención de las personas con
discapacidad en conflictos, emergencias y desastres es parte fundamental de sus
derechos humanos.
La protección implica conseguir el pleno goce de estos
derechos, procurando un entorno en el que se respete la dignidad humana, se
eviten los patrones de abuso y se restablezcan condiciones de vida digna,
mediante la generación de condiciones para la exigibilidad, la reparación y
restitución de los derechos.
ATENCIÓN. La atención consiste en asegurar la prestación de
servicios básicos para la subsistencia digna durante el periodo de crisis
provocada por los conflictos, emergencias o desastres y en el proceso posterior
de recuperación.
Esto incluye servicios de salud, alimentación, agua y
saneamiento, alojamiento temporal, información, servicios y productos de apoyo,
entre otros. Esta asistencia debe estar ajustada a las necesidades y
requerimientos particulares de los diferentes sectores de la población
afectada, como es el caso de las personas con discapacidad, considerando su
diversidad funcional.
Aunque se reconoce la necesidad de un abordaje mucho
más amplio que involucre los conceptos de mediano y largo plazo relacionados
con la gestión integral del riesgo de desastres, las acciones identificadas
deben estar destinadas a ser desarrolladas en el contexto de la asistencia
humanitaria, para la cual se deben identificar tres momentos específicos:
RESPUESTA: se refiere a las acciones que se desarrollan para
atender las necesidades más urgentes de las personas con discapacidad afectadas
por las crisis ocasionadas por conflictos, emergencias o desastres. El objetivo
primordial de la respuesta es salvar vidas, y proveer servicios y productos de
apoyo para reducir los efectos de la crisis sobre las personas con discapacidad
afectadas.
RECUPERACIÓN: las instituciones y organizaciones deben brindar a
las personas con discapacidad afectadas un acompañamiento más allá de las
acciones desarrolladas durante la crisis, con el fin de apoyarles en su proceso
de recuperación emocional, social y material de los efectos provocados por el
desastre.
La fase de recuperación (rehabilitación, reconstrucción) proporciona
un punto de entrada para reconstruir una sociedad más inclusiva y más segura
para todas las personas.
El contexto de la asistencia humanitaria ofrece la
oportunidad de trabajar en conjunto con organizaciones de personas con
discapacidad y las autoridades locales para asegurar que todas las iniciativas
de inclusión emprendidas durante la emergencia, se continúen y amplíen en el
proceso de recuperación.
Si se aborda la discapacidad en la reconstrucción de
la infraestructura física (casas, escuelas, hospitales, clínicas, edificios
públicos, carreteras, etc.), en la planificación comunal, en las estrategias de
empleo, en el seguimiento y la evaluación, se estará construyendo una base
sólida para una sociedad más equitativa e incluyente.
PREPARATIVOS: todas las acciones que se desarrollan en la respuesta
y la recuperación deben haber sido identificadas y preparadas con anterioridad
como parte de la planificación estratégica de las instituciones y
organizaciones, lo cual incluye no sólo los procedimientos y recursos, sino
también los mecanismos de coordinación entre los diferentes actores para una
intervención integral y articulada, incluidas las mismas personas con
discapacidad.
ANÁLISIS DE SITUACIÓN
Aunque en muchos casos las personas pueden tener una
exposición similar a los efectos negativos de las amenazas de origen natural o
causadas por la acción humana, su vulnerabilidad real depende de elementos
tales como su condición socioeconómica, el acceso a recursos, a la información,
a la mitigación y el socorro, etc. Por esta razón las personas con discapacidad
se ven afectadas de manera desproporcionada en situaciones de desastre y
conflicto debido a que no se nos incluye en la planificación de las medidas de
preparación, respuesta y recuperación,
así como por la inaccesibilidad de las instalaciones, los servicios y los
sistemas de transporte no inclusivos.
Por lo anterior, las personas con discapacidad tenemos
más probabilidad de ser dejadas atrás o abandonadas durante las situaciones de
emergencia. Además, nuestras necesidades no se tienen en cuenta en los planes
de largo plazo, con lo que se pierde una nueva oportunidad de incorporar
medidas para hacer frente a emergencias futuras. Y hay que tomar muy en cuenta
que la alteración de l
as redes físicas, sociales, económicas, ambientales y de
los sistemas de apoyo suele afectar mucho más a las personas con discapacidad
que a la población general, en especial, debido a la discriminación por motivos
de discapacidad cuando escasean los recursos.
Las dificultades de acceso que enfrentan las personas con discapacidad en tiempos normales, se
incrementan y se hacen más complejas durante las situaciones de desastre, y sin
embargo, tradicionalmente se ha hecho omisión de las necesidades particulares
para la atención de esta población, en los diferentes instrumentos de
asistencia. Algunas de las barreras más comunes que enfrentan las personas con
discapacidad en los desastres son:
Barreras institucionales: dentro de la atención humanitaria, rara vez se
presta atención a la discapacidad‑ por ejemplo, no suele haber procedimientos,
protocolos, lineamientos o mucho menos presupuestos para atender de manera
específica a esta población.
La concienciación, el fortalecimiento de
capacidades y la asignación de presupuestos específicos pueden asegurar que las
personas con discapacidad sean visibles en las evaluaciones (identificados y
registrados), así como ser incluidos en los servicios.
Barreras actitudinales: Las personas con discapacidad se enfrentan a la
discriminación por parte de compañeros, la familia, la comunidad e incluso del
personal humanitario como resultado de una falta de comprensión y la percepción
negativa de esta condición.
Es necesario crear y hacer comunicación inclusiva
para contar con personas con discapacidad entre el personal de asistencia,
quienes deben estar debidamente preparadas y concientizadas sobre el manejo de
emergencias, así como capacitar y concientizar en general a la población, todo
ello para mejorar la comprensión sobre la discapacidad. Igualmente es
importante el reducir el aislamiento de las personas con discapacidad y como
apoyarlas de la mejor manera posible y que se les permita participar
ampliamente en los planes de acción, así como facilitar su acceso a los
servicios de la asistencia humanitaria.
Barreras ambientales:
La discapacidad no se considera sistemáticamente en
el diseño de sitios de alojamiento temporal, y normalmente no se incluyen
dispositivos de asistencia o medicamentos apropiados para personas con
discapacidad en los suministros humanitarios.
Así mismo los servicios de apoyo
pueden estar ubicados en lugares de difícil acceso para las personas con
discapacidad y no se prevén mecanismos para facilitar dicho acceso.
Es
trascendental incluir los principios del diseño universal en el desarrollo de
infraestructura física para la atención de emergencias, mediante la promoción
del trabajo conjunto entre las organizaciones de personas con discapacidad y
las autoridades locales, para hacer ajustes razonables a las estructuras
existente, en procurar reducir la marginación de las personas con discapacidad
y garantizar el pleno acceso a los servicios humanitarios a todas las personas
a través de un diseño universal o ajustes razonables (Art. 2 CDPCD).
Barreras de comunicación: la señalética y otros métodos de comunicación no
están adaptados y no son accesibles para las personas con diferentes
discapacidades, (sobre todo las personas ciegas, sordociegas o sordas), lo cual
reduce sus posibilidades de obtener asistencia humanitaria.
Además, al personal
humanitario se le debe proporcionar el conocimiento y las herramientas
necesarias para comunicarse y relacionarse adecuadamente según los diferentes
tipos de discapacidad, y las personas con discapacidad podrán expresar sus
puntos de vista, participar y actuar con información y conocimiento.
Aquí
también es muy importante el poder tener acceso a Teleasistencia, especialmente
en casos de crisis en personas con discapacidad mental o psicosocial e
intelectual severa o profunda. Al igual para el tema de salud mental a la
población en general que entre en crisis de pánico o miedo. También para que
las personas con discapacidad puedan expresar situaciones que estén vulnerando
sus derechos o su vida.
Además, los métodos de alarma y procedimientos de
emergencia de los sistemas de alerta temprana no están adecuados para ser
percibidos y comprendidos por personas con distintas discapacidades.
El uso de formatos apropiados asegura que las personas
con discapacidad y su asistente personal tengan acceso y puedan entender la
información esencial sobre los servicios disponibles.
Al personal humanitario
se debe proporcionar el conocimiento y las herramientas necesarias para
comunicarse y relacionarse adecuadamente según los diferentes tipos de
discapacidad.
En el artículo 4.1 de la CDPCD también se
afirma que los Estados Partes se comprometen a asegurar y promover el pleno
ejercicio de todos los derechos humanos y las libertades fundamentales de las
personas con discapacidad sin discriminación alguna por motivos de discapacidad̹,
y en el artículo 32 se reconoce la
importancia de la cooperación internacional con miras a hacer frente a la
capacidad limitada de algunos Estados para responder a situaciones de riesgo y
crisis humanitarias.
El Marco de Sendai, aprobado en la Tercera Conferencia Mundial
de las Naciones Unidas sobre la Reducción del Riesgo de Desastres en marzo de
2015, constituye el instrumento principal para orientar a los países sobre las
prioridades que deben establecer en materia de gestión del riesgo.
En dicho
marco, se destaca la necesidad de establecer un enfoque más centrado en las
personas, y de un empoderamiento y una participación inclusiva, accesible y no
discriminatoria, prestando especial atención a las personas afectadas
desproporcionadamente por los desastres desde una perspectiva de género, edad,
discapacidad y cultura en todas las políticas y prácticas.
Esto implica así
mismo, la incorporación de actores pertinentes, como es el caso de las personas
con discapacidad, en el diseño y la aplicación de políticas, planes y normas. Esta
mención explícita puede ser considerada como un gran avance con relación al
anterior Marco de Acción de Hyogo (2010-2015) en el cual no se hacía referencia
a temas como la discapacidad en la agenda de la gestión del riesgo de desastres.
De esta manera, se visibiliza y se impulsa la discapacidad como una perspectiva
que debe estar incluida en todos los procesos relacionados con la reducción de
los riesgos de desastre.
PLAN DE ACCIÓN DE EL SALVADOR SOBRE INCLUSIÓN,
PROTECCIÓN Y ATENCIÓN DE LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD EN LAS EMERGENCIAS Y
DESASTRES
Por todo lo anterior el MOVIMIENTO DE PERSONAS CON DISCAPACIDAD 3
DE FEBRERO propone el siguiente PLAN
DE ACCIÓN DE EL SALVADOR SOBRE INCLUSIÓN, PROTECCIÓN Y ATENCIÓN DE LAS PERSONAS
CON DISCAPACIDAD EN LAS EMERGENCIAS Y DESASTRES basado en una respuesta
inclusiva de la discapacidad frente al COVID19 tomando en cuenta las
recomendaciones de la Alianza Internacional de Discapacidad (IDA) y las
experiencias propias como sector y las acciones realizadas por administraciones
anteriores de país y que considera las responsabilidades compartidas del Estado
y los cumplimientos de tratados que están alineados y articulados con los
indicadores y las metas del Plan Estratégico de la Organización Panamericana de
la Salud 2014-2019, el Plan de acción mundial de la OMS sobre discapacidad
2014-2021:
“Mejor salud para todas las personas con discapacidad” y la Convención
sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad y que permite la ejecución
de las intervenciones necesarias para mejorar la inclusión, protección y
atención de las personas con discapacidad en las emergencias y desastre y defender así la salud, el funcionamiento y la calidad de vida de las personas
con discapacidad y sus familias.
El
Plan está orientado hacia la eliminación de las causas de discriminación, al
partir de la idea de que la igualdad de derechos de todas las personas ha de
ser el referente para cualquier medida que pretenda actuar sobre las
condiciones de exclusión en las que frecuentemente se encuentran las personas
con discapacidad.
Los
principios de igualdad de oportunidades y de igualdad entre mujeres y hombres
forman parte esencial del Plan, favoreciendo la perspectiva de género y
discapacidad, de tal forma que las mujeres con discapacidad, objeto frecuente
de doble discriminación, se encuentran expresamente contempladas.
Por
este mismo principio de igualdad de oportunidades, se tienen en cuenta en el
Plan a los niños y niñas con discapacidad, grupo con especial riesgo de caer en
situaciones de exclusión, violencia y pobreza y en el que la Convención de la
ONU fija especial interés.
También
presta especial atención a las personas con discapacidad que viven en zonas
rurales y a las personas mayores con discapacidad, que conforman un colectivo
cada vez más numeroso, a quienes beneficiarán las acciones del Plan que
repercuten en el fomento de un envejecimiento activo.
Las RECOMENDACIONES CLAVE DE LA ALIANZA
INTERNACIONAL DE DISCAPACIDAD (IDA)
que deben ser tomadas muy en cuenta por el Estado salvadoreño son:
1. Las personas con discapacidad tienen un mayor riesgo
de contraer COVID19 debido a las barreras para acceder a la información
preventiva y la higiene, la dependencia del contacto físico con el medio
ambiente o las personas de apoyo, así como las afecciones respiratorias
causadas por ciertas discapacidades.
Recomendación 1: Las personas con discapacidad deben recibir información sobre consejos
para mitigar infecciones, planes de restricción pública y los servicios
ofrecidos, en una diversidad de formatos accesibles.
• La información en los medios de comunicación debe incluir subtítulos,
lenguaje de señas nacional, alto contraste e información en letra grande.
• Los medios digitales deben incluir formatos accesibles para las
personas ciegas y otras personas que enfrentan restricciones para acceder a la
impresión.
• Toda comunicación debe estar en lenguaje sencillo.
• En caso de que las comunicaciones públicas aún no sean accesibles, las
líneas telefónicas alternativas para personas ciegas y la dirección de correo
electrónico para personas sordas o con dificultades auditivas pueden ser una
opción temporal.
• Los intérpretes de lenguaje de señas que trabajan en situaciones de
emergencia y salud deben recibir las mismas protecciones de salud y seguridad
que otros trabajadores de atención médica que trabajan con COVID19.
• Puede haber alternativas apropiadas para un acceso óptimo, como
intérpretes que usan una máscara transparente, para que las expresiones
faciales y el movimiento de los labios aún sean visibles.
• Las alternativas son particularmente importantes ya que la
interpretación remota no es accesible para todos, incluidas las personas con
sordo-ceguera. Las soluciones deben explorarse con las personas y
organizaciones interesadas que las representan.
Recomendación 2: Deben tomarse medidas de protección adicionales para las personas con
ciertos tipos de discapacidad.
·
Desinfección
de puertas de entrada reservadas para personas con discapacidad, pasamanos de
rampas o escaleras, pomos de accesibilidad para puertas reservadas para
personas con movilidad reducida.
·
Introducir
pruebas proactivas y medidas preventivas más estrictas para grupos de personas
con discapacidades que son más susceptibles a la infección debido a las
complicaciones respiratorias u otras complicaciones de salud causadas por su
discapacidad.
·
La crisis
de COVID19 y las medidas de confinamiento pueden generar miedo y ansiedad; por
lo que demostrar solidaridad y apoyo comunitario es importante para todos y
puede ser crítico para personas con discapacidades psicosociales.
·
Además, se
recomienda tomar en cuenta dotar a los diferentes hospitales y clínicas de
atención, de camillas y camas especiales de elevación que puedan ser utilizadas
por personas con diferentes tipos de discapacidad.
Recomendación 3: La sensibilización rápida y la capacitación del personal involucrado en
la respuesta son esenciales
• Los funcionarios del gobierno y los proveedores de servicios,
incluidos los servicios de respuesta a emergencias, deben recibir capacitación
sobre los derechos de las personas con discapacidad y sobre los riesgos
asociados con las complicaciones respiratorias para las personas que tienen
discapacidades específicas (por ejemplo, cuya salud puede verse comprometida
por la tos)
• La sensibilización sobre el apoyo a las personas con discapacidad debe
formar parte de todas las campañas de protección.
Recomendación 4: Todos los planes de preparación y respuesta deben ser inclusivos y
accesibles para las mujeres con discapacidad.
Tomando
en cuenta que la mujer por los diferentes roles que ocupa, para la eliminación
de la discriminación y exclusión, su análisis debe realizarse, desde la interseccionalidad,
para lograr crear estrategias, que den respuesta las necesidades y a la
eliminación de la violencia que puede suscitarse, en este estado de emergencia
a las mujeres con discapacidad.
• Cualquier plan para apoyar a las mujeres debe ser inclusivo y
accesible para las mujeres con discapacidad.
• Los programas para apoyar a las personas con discapacidad deben incluir
una perspectiva de género.
2. La implementación de cuarentenas o programas restrictivos similares
puede implicar interrupciones en los servicios vitales para muchas personas con
discapacidad y socavar los derechos básicos como la alimentación, la atención
médica, el lavado y el saneamiento y las comunicaciones, lo que lleva al
abandono, el aislamiento y la institucionalización.
Recomendación 5: Prohibición de la institucionalización y el abandono basados en la
discapacidad.
• Las personas con discapacidad no deben ser institucionalizadas como
consecuencia de los procedimientos de cuarentena más allá del mínimo necesario
para superar la etapa de enfermedad y en igualdad de condiciones con los demás.
• Cualquier interrupción en los servicios sociales debe tener el menor
impacto posible en las personas con discapacidad y no debe implicar el
abandono.
• Las redes familiares y sociales de apoyo, en caso de estar en
cuarentena, deben ser reemplazadas por otras redes o servicios.
Recomendación 6: Durante la cuarentena, se deben garantizar los servicios de apoyo,
asistencia personal, accesibilidad física y de comunicación.
• Las personas con discapacidad en cuarentena deben tener acceso a
servicios de interpretación y apoyo, ya sea a través de servicios externos o a
través de su red familiar y social;
• Asistentes personales, trabajadores de apoyo o intérpretes deberán
acompañarlos en cuarentena, previo acuerdo de ambas partes y sujeto a la
adopción de todas las medidas de protección;
• Los asistentes personales, trabajadores de apoyo o intérpretes deben
someterse a pruebas proactivas para COVID 19 para minimizar el riesgo de
propagar el virus a personas con discapacidades.
• Los servicios remotos de trabajo o educación deben ser igualmente
accesibles para empleados / estudiantes con discapacidades.
Recomendación 7: Las medidas de restricciones públicas deben considerar a las personas
con discapacidad en igualdad de condiciones con los demás.
• En caso de medidas de restricción pública, las personas con
discapacidad deben recibir apoyo para cumplir con sus requisitos de vida
diaria, incluido el acceso a alimentos (según sea necesario con requisitos
dietéticos específicos), vivienda, atención médica, apoyo en el hogar, la
escuela y la comunidad, así como mantener el empleo y el acceso a transporte accesible.
• Los planificadores del gobierno deben considerar que las restricciones
de movilidad y negocios impactan desproporcionadamente a las personas con
movilidad reducida y otras personas con discapacidad y permiten adaptaciones.
Por ejemplo, Australia ha reservado horarios específicos de apertura en
supermercados para personas con discapacidad y personas mayores.
• Los proveedores de servicios de apoyo deben tener el equipo de
protección personal y las instrucciones necesarias para minimizar la exposición
y la propagación de la infección, así como también deben realizarse pruebas
proactivas para detectar el virus.
• En caso de escasez de alimentos o productos higiénicos, se deben tomar
medidas inmediatas para garantizar que las personas con discapacidad no se
queden fuera, ya que serán el primer grupo en experimentar la falta de acceso a
dichos artículos.
• Cualquier programa para brindar apoyo a los grupos marginados debe
incluir la discapacidad, por Ejemplo La distribución de efectivo puede no ser una
buena opción para muchas personas con discapacidad, ya que es posible que no
puedan encontrar los artículos que necesitan debido a las barreras de
accesibilidad.
3. Cuando se enferma con COVID19, las personas con discapacidad pueden
enfrentar barreras adicionales para buscar atención médica y también
experimentar discriminación y negligencia por parte del personal de atención
médica.
Recomendación 8: Las personas con discapacidad que necesitan servicios de salud debido a
COVID19 no pueden ser des-priorizadas debido a su discapacidad.
• Los mensajes de comunicación de salud pública deben ser respetuosos y
no discriminatorios.
• Las instrucciones para el personal de atención médica deben destacar
la igualdad de dignidad para las personas con discapacidad e incluir
salvaguardas contra la discriminación basada en la discapacidad.
• Si bien apreciamos que la urgencia es tratar con el número cada vez
mayor de personas infectadas y que necesitan hospitalización, la
sensibilización rápida del personal médico clave es esencial para garantizar
que las personas con discapacidad no se queden atrás ni se las des-priorice
sistemáticamente en respuesta a la crisis.
• Las comunicaciones sobre la etapa de la enfermedad y cualquier
procedimiento deben ser dirigidas a la persona misma ya través de medios y
modos de comunicación accesibles.
4. Las organizaciones de personas con discapacidad (OPD),
particularmente a nivel nacional y local, pueden no estar preparadas para tomar
medidas inmediatas y pueden no ser plenamente conscientes de cómo abordar la
situación.
Algunas medidas que los Organizaciones de Personas con Discapacidad
pueden tomar incluyen:
Recomendación 9: Las Organizaciones de Personas con Discapacidad pueden y deben
desempeñar un papel clave en la sensibilización de las personas con
discapacidad y sus familias.
• Preparar instrucciones y orientación sobre el COVID19 en varios
formatos accesibles en idiomas locales; vea los recursos existentes producidos
por los miembros de IDA y sus miembros, que seguiremos actualizando
• Ayudar a establecer redes de apoyo entre pares para facilitar el apoyo
en caso de cuarentena;
• Organizar capacitaciones sobre inclusión de discapacidades para los organismos
responsables.
• Recopile una lista actualizada de atención médica accesible y otros
proveedores de servicios esenciales en cada área
Recomendación 10: las Organizaciones de Personas con Discapacidad pueden y deben
desempeñar un papel clave en la promoción de una respuesta que incluya la
discapacidad a la crisis COVID19
• Proactivamente llegar a todas las autoridades relacionadas, incluidos
el sistema de salud, los medios nacionales, la sede de respuesta a crisis y las
autoridades educativas para:
• Sensibilizar a las autoridades sobre cómo la pandemia y los planes de
respuesta pueden impactar desproporsionadamente a las personas con
discapacidad;
• Ofrecer consejos prácticos personalizados sobre cómo abordar las
barreras de accesibilidad o las medidas específicas requeridas por las personas
con discapacidad.
• Con base en los recursos y la capacidad disponibles, contribuya a la
respuesta de emergencia nacional o local.
Por todo lo anterior consideramos
de suma importancia el tema de inclusión,
protección y atención de las personas con discapacidad en las emergencias y
desastres para reducir las desigualdades existentes, entre las cuales la
discapacidad es un factor de vulnerabilidad.
23 marzo de 2020
Movimiento de
Personas con Discapacidad del 3 de Febrero
¡¡NADA DE
NOSOTROS SIN NOSOTROS!!
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